La RADE resalta la eminente figura académica de Darío Maravall Casesnoves en una sesión in memoriam

El Académico Supernumerario de la corporación fue un hombre bondadoso, de talento ordenado, capacidad de trabajo y características propias de sabio renacentista, según los ponentes en el acto

La RADE resalta la eminente figura académica de Darío Maravall Casesnoves en una sesión in memoriam

Hombre bondadoso, de talento ordenado, capacidad de trabajo, vocación por las tareas académicas y características propias de sabio renacentista, con profundo interés por mantener una perspectiva filosófica al estudiar problemas científicos y técnicos, además de dotado de una impresionante cabeza para las matemáticas, de las que él se consideraba simple aficionado. De esta forma describieron los intervinientes en la sesión in memoriam por Darío Maravall Casesnoves la figura del que fue miembro de la Real Academia de Doctores de España (RADE) desde 1968 hasta su fallecimiento, en 2016.

En el acto, que presidió el titular de la RADE, Jesús Álvarez Fernández-Represa, abrió el turno de intervenciones Saturnino de la Plaza Pérez, Académico de Número de la Sección de Ingeniería y Vicepresidente de la RADE, para quien Maravall, ingeniero agrónomo como él, fue compañero y amigo, además de una persona brillante, con 15.000 páginas escritas y publicadas en su vida.

Recordó De la Plaza que Maravall, siendo profesor suyo en la carrera, les puso como libro de texto un manual complicado, Ingeniería de las oscilaciones, que había publicado en 1959. Rememoró también la ocasión en que Maravall opositó a la cátedra de Física y Mecánica, en la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid, a la que optaba otro candidato protegido por el tribunal. La segunda prueba se iba a hacer en un despachito donde no cabían los estudiantes que querían presenciar el examen, por lo que protestaron hasta que el tribunal aceptó trasladarla al salón de actos. Maravall, agregó, “estuvo brillante y ganó la oposición”, y su oponente tuvo que conseguir su cátedra en una convocatoria posterior.

Cuando, en 1968, el interviniente opositó a una plaza de profesor adjunto, en la misma escuela, a Maravall le gustó su examen y le propuso dar clases de física con él, oferta que aceptó De la Plaza. Para impartir clases, Maravall impuso a sus adjuntos un libro de física matemática de enorme dificultad, “que había que estudiar en profundidad”. Sus caminos volvieron a coincidir cuando De la Plaza ingresó en el Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas (INIA), donde estaba Maravall, al que pidió que le dirigiera su tesis sobre propiedades físicas de la masa de harina de trigo. Maravall no solo aceptó, sino que se comprometió a proponer a la Real Academia de la Lengua que incluyera en el diccionario del término reología, sobre el que trataba la investigación. Más tarde fueron compañeros de claustro en la Escuela de Ingenieros Agrónomos, donde su relación fue siempre de gran cordialidad, igual que en la Sección de Ingeniería de la RADE.

En su último contacto, antes del verano de 2015, De la Plaza visitó a Maravall, ya enfermo, en su casa y le invitó a seguir publicando trabajos. El maestro le entregó entonces cuatro carpetas llenas de páginas manuscritas de matemáticas. A pesar de su gran capacidad para las matemáticas, Maravall se consideraba un simple aficionado a esta ciencia, “para la que tenía una cabeza impresionante”, concluyó De la Plaza.

Una obra interdisciplinar

Del ingreso de Maravall en la Escuela de Ingenieros Agrónomos se dice que no ha habido otro caso tan rápido, antes de la reforma de las enseñanzas técnicas, dijo, al comenzar sus palabras, Jaime Lamo de Espinosa, Académico de Número de la Sección de Ingeniería. Su vocación matemática le llevó a estudiar simultáneamente ciencias exactas. Más tarde fue becario del Instituto Jorge Juan de Matemáticas, del CSIC. Como funcionario de Agricultura pasó por la Sección de Ordenación y Fomento de la Producción Agraria, en Salamanca, y después, por el INIA. Posteriormente, ganó la cátedra en la Escuela de Ingenieros Agrónomos, donde “tuve el privilegio de ser alumno suyo de Física”, subrayó. Y, más tarde, fue profesor de estadística aplicada a la física.

Sus numerosos libros, prosiguió Lamo de Espinosa, versan sobre física matemática, mecánica y cálculo tensorial, teoría y aplicaciones de las oscilaciones lineales y no lineales, ecuaciones diferenciales y matrices, geometría analítica y proyectiva, procesos estocásticos y movimiento browniano, filosofía matemática, juegos de estrategia, etc.

Ingresó en la RADE el 16 de diciembre de 1980, con un discurso sobre Las matemáticas de los fenómenos hereditarios, un tema interdisciplinar como lo es la RADE, como explicó el propio Maravall. Su discurso de ingreso en la Real de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, sobre economía y la sociología como motores de la investigación matemática, “es digno de ser resaltado”, señaló el ponente. Mantenía Maravall que existen analogías entre fenómenos económicos y biológicos, por ejemplo, entre la lucha por la existencia de los seres vivos y la competencia industrial de la economía capitalista. Nos recuerda, continua, que un amplio sector de economistas, inspirados en Marx, admiten que como consecuencia de la estructura interna de la economía capitalista se produce con el tiempo una disminución del número de pequeños capitalistas que pasan a engrosar la clase proletaria, lo que provoca a la larga el colapso de la sociedad capitalista. A este fenómeno se le podía denominar muerte por proletarización del capitalismo, por analogía con el fenómeno físico descubierto por aquel entonces, que inspira las directrices de la filosofía natural de la segunda mitad del siglo XIX: “la muerte térmica del Universo”, consecuencia del segundo principio de la termodinámica. “Existe así, para Maravall, un nexo entre el determinismo de Laplace, el evolucionismo de Darwin, el marxismo y las ideas filosóficas implícitas en el segundo principio de la termodinámica”, afirmó Lamo de Espinosa.

De acuerdo con el economista francés Allais, afirmaba Maravall, en 1968, que “el desarrollo actual de las matemáticas en economía es apenas nada respecto a lo que será dentro de muy pocos años”. “Su profecía se ha cumplido. Y yo afirmo que hubiera sido un excepcional catedrático de econometría si hubiera querido”, manifestó Lamo de Espinosa antes de destacar, como cualidades humanas de Maravall, su bondad, talento ordenado, capacidad de trabajo, vocación hacia las tareas académicas, comprensión y buen trato hacia los alumnos y su entorno, “que le valieron todo en la vida y adornaron su asombrosa personalidad”.

Un sabio renacentista

Arturo Romero Salvador, Académico de Número de la Sección de Ciencias Experimentales, conoció a Darío Maravall en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales hace quince años, en su primera asistencia a un Pleno. Maravall intervenía como Presidente de la Sección de Exactas, que desempeño entre 2004 y 2012. En esos años, afirmó Romero, “pude disfrutar de su verbo fácil y de su interés por hacernos partícipes de sus amplios conocimientos. Recuerdo sus intervenciones por el sello que caracteriza a un hombre sabio y a un hombre ilusionado con su trabajo. Pocas veces faltaban las oportunas referencias históricas con las que enmarcaba sus reflexiones, a las que solía reforzar con interesantes y divertidas vivencias personales. Disfrutaba relacionando conocimientos de distintas disciplinas científicas, especialmente de las matemáticas, unas veces con la física, y otras con la medicina, la economía, la sociología o con las ciencias y tecnologías de la vida”.

Trabajador infatigable, Maravall participó en casi todas las actividades de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, durante los cuarenta y ocho años que llevó la medalla número 5. Entre ellas, tuvo una contribución significativa en las distintas ediciones del Vocabulario Científico y Técnico, agregó.

Señaló Romero que Maravall estaba convencido de que la historia de la física y la de las Matemáticas han estado tan entrelazadas desde su nacimiento, que el progreso de una de ellas ha motivado el desarrollo de la otra. En sus trabajos hay ejemplos en los que demuestra “que no podía desarrollarse una teoría física, en una época determinada, porque no existía la herramienta matemática necesaria para elaborarla”; o que la disponibilidad del conocimiento matemático permitió la rápida elaboración de una nueva teoría física. Como gran matemático y buen conocedor de historia y filosofía de la ciencia se interesó por analizar las distintas revoluciones culturales y científicas. Opinaba que, para hacer algo interesante en filosofía matemática, es necesario disponer de grandes conocimientos de esta materia. Buscaba explicaciones a la ruptura de esquemas conceptuales aceptados universalmente durante periodos de tiempo bastante largos, que han servido para adquirir nuevos conocimientos o resolver problemas. “Encontró evidencias de que, unas veces, la revolución científica comenzaba con el resultado de un experimento o con un descubrimiento científico que contradecía los esquemas vigentes y finalizaba cuando se establecían otros modelos que eran capaces de explicar, tanto los conocimientos científicos antiguos, como los nuevos. Pero, en otros casos, la revolución científica es una consecuencia de la acción acumulativa de diversos cambios en un gran número de campos científicos que da como resultado un salto en la calidad del conocimiento de la realidad”.

En su artículo La importancia de las matemáticas para la biología y la agricultura, explicita Maravall su satisfacción por haber seguido tratando con profundidad la formación matemática de los ingenieros, que atribuía, no solo a su profesión de matemático e ingeniero agrónomo, sino también a su actividad como agricultor valenciano, agregó Romero. “Fue un firme defensor de la necesidad que tienen ingenieros, matemáticos y físicos de una apropiada formación filosófica y humanista. Con el mismo convencimiento, defendía que una filosofía natural hecha a espaldas de la ciencia, sin conocer de cerca y por dentro las complicaciones de los mecanismos que rigen los problemas científicos, queda vacía y con poco valor”, subrayó el ponente, que cerró su intervención afirmando que “a su reconocida capacidad de estudio y a su admirable inquietud científica, une don Darío muchas características de los sabios renacentistas”.

Una perspectiva filosófica para problemas científicos y técnicos

Darío Maravall Gómez-Allende, hijo del homenajeado, doctor ingeniero de telecomunicación y catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos de la Universidad Politécnica de Madrid, habló de la contribución de su padre al estudio de los sistemas teleológicos y su relevancia en los sistemas dinámicos cognitivos.

En una memoria publicada en 1956 en la revista de la Real Academia de Ciencias de Madrid, titulada Nuevos tipos de ecuaciones diferenciales e integrodiferenciales. Nuevos fenómenos de oscilación, Maravall Casesnoves introdujo por primera vez el concepto de oscilaciones teleológicas para distinguirlas de las oscilaciones hereditarias que aparecen en los sistemas físicos dotados de memoria. Los sistemas teleológicos o teleonómicos están orientados hacia un objetivo, su comportamiento está determinado no solo por el pasado sino, también, y de forma singular, por el futuro. Tienen capacidad de acción o actuación sobre su entorno y también una capacidad deliberativa que les permite elaborar una representación simbólica o modelo de la realidad circundante. Debido a esta doble capacidad, no son tan frecuentes en las ciencias físico-químicas, que tratan de sistemas no vivos, como lo son en biología, sociología y economía.

“El significado semántico y ontológico de los sistemas teleonómicos plantea problemas teóricos de gran calado, que incluyen problemas como la autoconciencia, la autonomía de acción, el libre albedrío y las representaciones mentales, ya que al introducir en las respectivas ecuaciones integrodiferenciales y en las ecuaciones en diferencias los valores que tomarán esas variables en un instante futuro, estos sistemas no son sensu stricto físicamente realizables, salvo que se introduzca un modelo predictivo en el sistema global (lo que podríamos denominar variables con auto-referencia proyectiva), una capacidad cognitiva propia de seres inteligentes y salvo que estos sistemas posean, además, capacidad de actuación autónoma”, aseguró.

Desde un punto de vista estrictamente abstracto y formal es posible el estudio matemático de los sistemas teleonómicos o teleológicos, indicó el ponente. Debido a la doble exigencia de poseer una cierta capacidad cognitiva y de actuación autónoma in vivo, los sistemas teleonómicos aparecen en biología, sociología y economía, porque los agentes individuales de sus sistemas poseen capacidades cognitivas que permiten representar y predecir el futuro, y poseen autonomía de actuación. Y también aparecen en robótica cognitiva, donde es posible programar modelos predictivos del entorno del robot y de su comportamiento, y además programar acciones autónomas in vivo.

También se han planteado sistemas teleonómicos en ecología de plantas, especialmente en modelos de crecimiento de raíces, e, incluso, se ha llegado a especular con el término de cognición vegetal. Tras introducir en la literatura técnica nuevas ecuaciones integrodiferenciales teleonómicas cuyas soluciones son funciones oscilantes a las que denominó oscilaciones teleológicas, Maravall Casesnoves publicó trabajos muy técnicos, además de libros sobre filosofía de la ciencia y de la matemática de naturaleza más teórica y filosófica sobre estas oscilaciones teleológicas, apoyándose en las ideas del filósofo alemán Dilthey y su perspectiva finalista de los sistemas sociales.

Para finalizar, el orador aludió a una faceta muy relevante de su padre que ha constituido una referencia intelectual de primer orden en su propia actividad investigadora: su profundo interés por adoptar una perspectiva filosófica en el estudio de los problemas científicos y técnicos, por muy especializados y abstractos que puedan llegar a ser. Acabó rememorando la extraña mezcla de libros que había en su casa, cuando era niño, que “han sido de enorme valor para orientar sus investigaciones en robots cognitivos y en la construcción de un prototipo de robot interactivo para el juego del "veo-veo", que es capaz de integrar la percepción visual con el uso de un lenguaje simbólico, apoyándome en la concepción wittgensteiniana del lenguaje como imagen del mundo, que pude medio descubrir en aquellos lejanos años merced a mi padre”.