Descontaminar residuos de fabricar lindano puede durar decenios, según la doctora Aurora Santos López

Al ingresar en la RADE como Académica Correspondiente, la especialista en espacios contaminados abordó los casos de Porriños (Pontevedra), Bilbao (País Vasco) y Sabiñánigo (Huesca)

Descontaminar residuos de fabricar lindano puede durar decenios, según la doctora Aurora Santos López

La descontaminación de residuos de la fabricación de pesticidas puede durar decenios, como ocurre con el lindano, un peligroso insecticida prohibido por el Convenio de Estocolmo para Contaminantes Orgánicos Persistentes, de amplio uso durante la segunda mitad del siglo XX, que ha dejado decenas de emplazamientos contaminados con residuos sólidos y líquidos, a menudo vertidos de manera incontrolada y sin ninguna medida de seguridad. Este es el caso de la empresa Inquinosa en Sabiñánigo (Huesca), que entre 1975 y 1988 generó aproximadamente 115.000 toneladas de residuos que se depositaron en los vertederos de Sardas y Bailín, cercanos al río Gállego y al embalse de Sabiñánigo, afirmó la doctora Aurora Santos López, en su discurso de toma de posesión como Académica Correspondiente de la Sección de Ciencias Experimentales de la Real Academia de Doctores de España (RADE).

El acto estuvo presidido por el titular de la RADE, Jesús Álvarez Fernández-Represa, acompañado del Secretario General de la Corporación, Emilio de Diego García; el Presidente de la Sección de Ciencias Experimentales, José María Teijón Rivera, y el Vicepresidente de la misma sección, Arturo Romero Salvador, que presentó a la recipiendaria.

Entre los muchos ejemplos dramáticos de que el suelo no es un agujero donde la suciedad desaparece, la doctora Santos citó lo ocurrido en un barrio residencial de Love Canal (Niagara, EE.UU.), construido sobre un antiguo vertedero de miles de toneladas de desechos químicos, incluidos productos cancerígenos y dioxinas, que causaron una importante secuela de cánceres y taras genéticas, y otro caso similar en Lekkerkerk (Holanda), en la década de 1980.

El ser humano, responsable

El ser humano es el principal responsable de la contaminación del suelo y del subsuelo a través de la agricultura, la deposición de sustancias tóxicas de gases de combustión o de actividades intensivas como la minería y la industria, que en muchas ocasiones han vertido sus residuos en puntos cercanos a su lugar de producción. Esta contaminación percola, es decir, se mueve por un medio poroso, hasta alcanzar las aguas subterráneas que transportan la contaminación a otros lugares. Si los contaminantes son volátiles, aparecerán también plumas de vapores tóxicos.

En 2011, la Unión Europea estimó en unos 340.000 los emplazamientos contaminados, de los que más de la mitad están sin caracterizar y solo un tercio ha sido remediado, aseguró Santos.

Muchos de los vertidos de contaminantes orgánicos tienen baja solubilidad en agua, lo que hace que permanezcan en el suelo o subsuelo como fases líquidas no acuosas, generando riesgos para los seres vivos y los ecosistemas, ya sea por contacto directo, por inhalación de vapores tóxicos, por ingestión de agua contaminada, o a través de la cadena alimentaria (cosechas regadas con agua contaminada, etc.). Un sujeto expuesto a una concentración de tóxico tendrá mayor probabilidad, o riesgo, de sufrir daños como una mayor incidencia de enfermedades o incluso muerte.

Los contaminantes pueden extraerse, lo que requiere un tratamiento posterior de la corriente contaminada, o pueden destruirse in situ para convertirlos en sustancias inocuas, usando tecnologías químicas de oxidación o reducción, o bien métodos biológicos, como la bioremediación o la fitoremediación. La mejor solución para un emplazamiento contaminado se conoce como remediación sostenible, que elimina y controla riesgos inaceptables de manera segura y en un tiempo admisible, y maximiza los beneficios ambientales, sociales y económicos de la remediación, señaló la doctora Santos.

Pesticidas prohibidos

La recipiendaria hizo especial referencia a los emplazamientos contaminados por residuos de la fabricación de lindano. Este insecticida, utilizado en agricultura y para tratar piojos y sarna en humanos o parásitos en ganadería, comenzó a fabricarse en Alemania en 1947. Se publicitaba como inocuo para personas y animales de sangre caliente, y su obtención generaba residuos sólidos y líquidos. Su uso y fabricación quedó prohibida por el Convenio de Estocolmo, firmado en 2001, y ratificado por la UE, entre otros muchos países.

El lindano es el isómero gamma (γ) del hexaclorociclohexano (HCH), y se obtiene por cloración de benceno en fase gas catalizada por luz ultravioleta. Esta reacción es poco selectiva y originaba una mezcla de isómeros conocida como HCH técnico, que era posteriormente destilada con ayuda de disolventes para obtener lindano puro. Este proceso generaba residuos sólidos y líquidos. Estos últimos, por su contenido en compuestos orgánicos clorados y su baja solubilidad en agua, constituían una fase liquida no acuosa de mayor densidad que el agua (DNALP, por sus siglas en inglés).

El uso del lindano se extendió, entre 1950 y 2000, a los cinco continentes, con una producción estimada de 440.000 toneladas, de las que más del 60 por ciento se fabricaron en Europa. En España, el lindano se produjo en tres lugares: Porriños (Pontevedra), Bilbao (País Vasco) y Sabiñánigo (Huesca).

En el País Vasco se inició el plan de descontaminación en 1995. Se construyeron dos celdas de confinamiento y se trasladó la tierra contaminada en contenedores especiales, con decenas de miles de viajes de camiones. El lindano puro que quedaba en la fábrica se transformó en triclorobenceno mediante una reacción química (proceso BCD) y se donó como reactivo a una empresa química.

En Porriños también se aislaron los suelos contaminados mediante una celda de paneles de cemento bentonita, hasta una profundidad máxima de 30 metros y una superficie de múltiples capas de sellado. Ambas soluciones son confinamientos seguros en espera de una solución definitiva, que suponga su destrucción.

La contaminación por HCH de Sabiñánigo afecta a tres emplazamientos: la fábrica de Inquinosa, a 50 metros del embalse de Sabiñánigo, en ruina industrial y bajo proceso judicial, y los vertederos de Sardas y Bailín, a 150 y 800 metros del río Gállego. La contaminación es multicomponente y afecta al suelo y al agua subterránea.

Como Inquinosa no ha hecho frente a sus responsabilidades, el Gobierno de Aragón realiza subsidiariamente la monitorización y control de la contaminación, y ha elaborado un plan de descontaminación y recuperación. El Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón lleva 26 años en estas tareas y ha elaborado un plan con el horizonte de 2050, en el que participa, entre otros, un comité científico del que forma parte la doctora Santos.

De acuerdo con este plan, será necesario, continuó la nueva Académica, describir la pluma de contaminación, remover los focos de DNAPL y descontaminar el acuífero. También será necesaria la restauración ambiental de la superficie de los antiguos vertederos.

El DNAPL, compuesto por contaminantes clorados, como clorobencenos e isómeros HCH, es el principal causante de la contaminación del agua subterránea que llega al embalse y al río Gállego. El potencial riesgo para la población obliga al exhaustivo control analítico y a medidas de captación y tratamiento del agua subterránea en algunos casos. Un litro de DNAPL puede inutilizar para el consumo humano un hectómetro cúbico de agua (1.000.000 de metros cúbicos), apuntó la doctora Santos. Estas tareas, añadió, suponen retos científico-tecnológicos en el contexto de una remediación sostenible, que debe contemplar los costes ambientales, sociales y económicos.

Entre la variedad de técnicas de remediación, la doctora Santos mencionó el empleo de barreras hidráulicas, la recogida de lixiviados de escorrentía y tratamiento posterior en depuradora, el confinamiento seguro de residuos hasta su eliminación definitiva, la extracción e Incineración del DNAPL, el tratamiento de la contaminación residual del subsuelo y la descontaminación del acuífero; tareas complejas, ya que la contaminación puede encontrarse a decenas de metros bajo el nivel del suelo, lo que requiere investigación antes de su implantación a escala real.

Interés por la química industrial

Desde que inició sus estudios en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense, Aurora Santos se interesó por la Ingeniería Química, manifestó el doctor Romero al presentar a la recipiendaria. Estudiante brillante en la especialidad de Química Industrial de la licenciatura, se doctoró con el premio extraordinario en química industrial, y completó su formación con estancias en la Universidad de Leeds (Reino Unido) y en el Politécnico de Torino (Italia).

Ha desarrollado su carrera profesional en la Complutense desde 1988, donde ha sido profesora ayudante, asociada, titular interina y titular numeraria, hasta que obtuvo la habilitación nacional al cuerpo de catedráticos de universidad en 2004 y, dos años después, la cátedra en el Departamento de Ingeniería Química.

Ha participado, como investigadora principal en muchos casos, en más de veinte proyectos de investigación competitivos y una quincena de contratos financiados por empresas. Los resultados se han publicado en cerca de cien artículos; pero otra parte importante de su labor se recoge en informes técnicos propiedad de empresas, lo que limita su difusión. Ha trabajado en desactivación de catalizadores, biotecnología, tratamiento de aguas contaminadas o simulación de procesos. Ha desarrollado dos líneas de investigación principales, una para remediar espacios contaminados con compuestos orgánicos, adaptando los procedimientos de oxidación avanzada a los problemas que plantea la interacción entre agua y suelo; y otra, que estudia la transformación comercial del benceno en caprolactama, una molécula clave en la síntesis del nylon cuyas propiedades deben satisfacer las demanda de la industria.

Ha sido Vicedecana de Asuntos Económicos e Infraestructuras de la Facultad de Ciencias Químicas, Coordinadora del Área de Tecnología Química de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva, y Presidenta del Comité de Tecnologías Mecánicas y de la Producción, de la Comisión Nacional de Evaluación de la Actividad Investigadora. Actualmente, colabora con la Subdirección General de Recursos Humanos para la Investigación, del Ministerio de Industria, Economía y Competitividad.