El Big Data genera inmensas expectativas ante grandes problemas, pero destruye empleo

José Ramón Casar y Ernestina Menasalvas sugieren reflexionar sobre lo que la humanidad quiere hacer con estas nuevas tecnologías

El Big Data genera inmensas expectativas ante grandes problemas, pero destruye empleo

La tecnología de Big Data abre inmensas expectativas para resolver grandes problemas de la humanidad; pero una de sus consecuencias inmediatas es la destrucción de empleo sin que se cree trabajo alternativo al ritmo necesario para compensarlo, a pesar del crecimiento de algunos sectores económicos. Por eso, el doctor José Ramón Casar Corredera, miembro de la sección de Ingeniería de la Real Academia de Doctores de España (RADE), y la doctora Ernestina Menasalvas Ruiz, directora del Grupo MIDAS, de la Universidad Politécnica de Madrid, apostaron por reflexionar seriamente sobre lo que la sociedad quiere hacer con estas nuevas tecnologías, en la sesión “El valor de los datos: oportunidades, implicaciones y ética del fenómeno de Big Data”, celebrado en la RADE.

En la sesión, que presidió el doctor Jesús Álvarez Fernández-Represa, presidente de la RADE, acompañado por el de la sección de Ingeniería, doctor José Sierra López, José Ramón Casar explicó que el término Big Data se refiere a los problemas y situaciones que involucran colecciones masivas de datos, cuya diversidad y complejidad multidimensional hacen necesario el uso de técnicas de análisis específicas para descubrir relaciones, identificar patrones y, en general, interpretar el conocimiento subyacente.

Matizó el ponente que este fenómeno no se refiere sólo a los ámbitos en los que se generan muchos datos, cuya cantidad global, según se dice, se duplica cada dos años, sino también, por extensión, a aquellas situaciones en las que a los datos se les extrae valor. La expresión Big Data, que Casar calificó de nada afortunada, además de anticipar que pasará de moda, surgió en los años 2000 en ámbitos como la astronomía o la genómica, se introdujo en el mundo de los negocios hacia 2010, y alcanzó su plenitud entre 2012 y 2014. El fenómeno comenzó a crecer cuando se apreció la posibilidad de generar valor con los datos y, tras ser inicialmente valorada por empresas de nuevas tecnologías, ha sido adoptada también por compañías no digitales.

Impacto económico

Luego de repasar algunos ejemplos de empresas, Casar se preguntó acerca de lo que había de nuevo en el concepto en relación al conocimiento, la diagnosis y la toma de decisiones tradicionales, también basados en al análisis de datos. Tener muchos datos, dijo, cambia la cualidad de la información, que se puede procesar e interpretar, aunque se trate de datos desordenados. Citó el traductor de Google como un producto de Big Data, que aprende a traducir a base de analizar tanto las buenas como las malas las traducciones que existen en internet.

Se refirió también al impacto económico previsto, a la internet de las cosas y a algunos sectores específicos gracias a las nuevas oportunidades que ofrecen los datos de cliente, o al internet industrial, dentro de la nueva industria 4.0, concepto alrededor del que se están generando enormes oportunidades y expectativas como una de las grandes tendencias relacionadas con el sector de las tecnologías de la información para los próximos años. Un 11 por ciento de la tecnología se ha ido a Big Data, y según McKinsey, el valor económico del internet de las cosas será de más de once trillones americanos de dólares por año, en 2025, en sectores diversos, como hogar, oficinas, ciudades, vehículos, industria 4.0, comercio minorista, etc.

Tras subrayar que la Unión Europea quiere invertir en industria 4.0, la doctora Menasalvas advirtió que estamos en la era de los sistemas cognitivos, una expresión acuñada por IBM. Los datos se recogen y, para analizarlos y sacar conclusiones de ellos, hay que contar con sistemas cognitivos que permitan encontrar su valor.

Procesos de ingeniería

Se centró después la ponente en conceptos como minería de datos y ciencia de datos, para exponer diferentes tipos de problemas y describir el proceso de extracción de conocimiento. Los datos se categorizan con métodos descriptivos y predictivos, con los que podemos describir lo que ha pasado o predecir lo que sucederá. Se trata de procesos de ingeniería, y no de propuesta y prueba.

En la parte final de su intervención, Menasalvas explicó algunos retos de las metodologías y tecnologías de Big Data en salud y en ciudades inteligentes. Hacer medicina basada en la evidencia, señaló, significa analizar los datos que tienen los hospitales, con el objetivo fundamental de poder predecir las necesidades de la población y conocer qué individuos están en riesgo de sufrir una enfermedad. En el caso de las ciudades inteligentes que cuentan con innumerables sensores, el problema está en integrar y procesar los datos obtenidos, porque no tenemos aún la capacidad de análisis para aprovechar todo su potencial, con la limitación añadida de respetar la privacidad y las cuestiones éticas derivadas de la utilización de los datos.

A continuación, Casar planteó una serie de reflexiones sobre las implicaciones de Big Data. Se preguntó si estamos cambiando nuestra actitud sobre el método científico basado en la formulación y validación de hipótesis, para sustituirlo por el método sustentado en los datos, que pretende descubrir las relaciones sin prejuicios ni hipótesis previas. Y se mostró en desacuerdo con esa opción, “porque los científicos queremos conocer la causalidad, y no solo la relación”.

Cuarta revolución industrial

Propuso reflexionar sobre las normas que regulen el uso de los datos, para evitar que ponernos en manos de la correlación, y no de los hechos, nos lleve a la dictadura de los datos. Considera Casar que estamos ante la cuarta revolución industrial con capacidad de resolver grandes problemas de la humanidad. Pero, alertó sobre lo que queremos hacer con la eficiencia que aporta la transformación digital y sobre la necesidad de tener una visión clara de lo que quiera hacer la humanidad con estas tecnologías, que tendrán una enorme influencia sobre economía, envejecimiento, empleo, poder, sociedad e individuo.

En este punto, Casar manifestó sus dudas sobre el fenómeno. Apuntó que, al igual que ocurriera tras la Segunda Guerra Mundial, después de la última crisis económica el crecimiento está entre un 3 y un 3,5 por ciento. ¿Pero, dónde está el efecto de esa enorme inversión en tecnología sobre el crecimiento, el bienestar y el empleo?, cuestionó. En la actualidad, prosiguió, solo un 0,5 por ciento de los empleados trabaja en industrias que no existían a principios del siglo. A diferencia de lo que sucedió en los años 80, en los que un 8 por ciento eran nuevos empleos surgidos de nuevas tecnologías, o un 4,5 por ciento en los 90. En su opinión, la evolución de los datos y del internet de las cosas no está generando el empleo que se esperaba crear después de la inversión realizada. Esta tecnología nos hace la vida más eficiente y más cómoda, agregó, pero no puede asegurar que nos haga más felices o más libres. “Por eso, tenemos que reflexionar sobre qué podemos hacer con todo esto en bien de la humanidad, para conseguir que esta tecnología que estamos desarrollando permita una sociedad más justa y más libre”, apostilló.

Evitar la desigualdad económica

En el coloquio, el doctor Rafael Morales-Arce indicó que se tenía la creencia de que un crecimiento económico superior a un 3 por ciento permitía crear empleo, “pero la realidad no es esa, se está destruyendo”. Buena parte de las consecuencias de Big Data propician que se reduzca más el empleo, añadió, y se anuncia que en los próximos cinco años se van a destruir cinco millones de empleos en Europa, de los que uno corresponderá a España. Preguntó el interviniente, por un lado, si tiene Big Data alguna herramienta que permita contrarrestar ese negativo efecto, y, por otro, si existen propuestas para crear nuevas ocupaciones y eludir la desigualdad económica.

Tras mostrarse de acuerdo con el planteamiento de Morales-Arce, Casar señaló que McKinsey predice que la llamada internet industrial puede generar en Europa, en 2025, un aumento en la producción de casi un 20 por ciento de la economía euro, pero no está claro si ese crecimiento supondrá una mejora para el ciudadano o para las empresas. Todas las revoluciones industriales, continuó, han destruido y creado empleo de otro signo, aunque fuera a otro ritmo. Existe un montón de estudios que reflexionan sobre el empleo del futuro, y casi todos concluyen que el trabajo se generará en el sector más cognitivo y creativo y en el más manual y menos especializado, y que en medio quedará la población que no maneje estas tecnologías. Por todo ello, será necesario reflexionar más en profundidad sobre este tema, terminó.