Ingresa en la RADE el doctor Otto F. Von Feingenblatt Rojas, como correspondiente extranjero

“El intelectual público debe navegar las peligrosas aguas de nuestros tiempos y servir de guía para el resto de la sociedad”, afirmó el nuevo académico

Ingresa en la RADE el doctor Otto F. Von Feingenblatt Rojas, como correspondiente extranjero

“La tardía modernidad o posmodernidad en la que vivimos requiere de una adaptación continua a los cambios súbitos, que son la norma en esta época. Al igual que el público se adapta a nuevas presiones económicas, sociales y políticas, los intelectuales que tradicionalmente han estado a la vanguardia de las nuevas ideas, deben tomar su lugar como lideres informales de la nación. El ethos de la época es el cambio continuo, y el intelectual público debe navegar las peligrosas aguas de nuestros tiempos y servir de guía para el resto de la sociedad”, manifestó el doctor Otto F. Von Feigenblatt Rojas, al tomar posesión como académico correspondiente extranjero en la Real Academia de Doctores de España (RADE).

El doctor Von Feigenblatt, que fue presentado por el secretario general de la RADE, Emilio de Diego García, en un acto presidido por el bibliotecario de la corporación, José Antonio Rodríguez Montes, disertó sobre “El rol del intelectual público en el siglo XXI”. En su opinión, “la sociedad moderna necesita la figura del intelectual público para darle sentido al presente y esperanza para el futuro. Pero, su rol no es fácil ni de simple definición”. “Un intelectual público no es lo mismo que un maestro ni tampoco es sinónimo de un consejero de gobierno. El rol del intelectual público se asemeja al de los medios. Básicamente es servir como la conciencia de la nación en la esfera pública”, añadió.

Para el recipiendario, el equilibrio de influencia entre políticos, medios e intelectuales públicos se ha ido perdiendo. Una de las razones que explica esta perdida es el anti-intelectualismo de sectores de la población. Otro factor es la cultura del espectáculo y, finalmente, el acceso a ingentes cantidades de información ha dado a las masas un falso sentimiento de entendimiento.

Anti-intelectualismo, un fenómeno recurrente

El nuevo académico correspondiente extranjero señaló que el anti-intelectualismo es un fenómeno recurrente en la historia. En muchos casos los intelectuales han sufrido persecución durante revoluciones político-económicas, como en la Camboya de los jemeres rojos o la China maoísta.

“La humanidad cursa por diferentes etapas de fe ciega en la mente, y luego entra en periodos de desilusión en el potencial de las ideas. En la mayoría de los casos, son los mismos intelectuales los que sufren de desilusión y los que movilizan a las masas en contra del intelectualismo, del cual ellos también son parte”, agregó. Aunque esta circunstancia tiene diversas causas, tienen mucho que ver con el fenómeno tan estudiado de la ambigüedad e incertidumbre en los máximos niveles de cualquier disciplina. Entre más alto es el nivel en una disciplina, más incógnitas se encuentran. “La popularidad entre los académicos de teorías con énfasis en la incertidumbre, como la teoría del caos, también se usan como razones para apoyar al anti-intelectualismo”, afirmó Von Feigenblatt.

El público, prosiguió, está acostumbrado a recibir mensajes claros y definitivos de los medios, la incertidumbre es incomoda para la mayoría de las personas y, por lo tanto, se usa un mecanismo automático de redondear o estimar conclusiones determinativas como si fueran certezas. “Desde un punto de vista práctico, en la mayoría de los casos este mecanismo nos ayuda a navegar en un mundo complejo, pero en caso de decisiones importantes, puede causar grandes errores”, dijo.

Conciencia de la población

Por otra parte, los medios de comunicación, que los intelectuales han usado históricamente como medio de difusión de sus ideas, han sucumbido a las presiones del capitalismo y han transmutado su papel en espectáculo y amarillismo. En ese contexto, las presiones económicas y el decremento de los fondos públicos y privados para apoyar las artes y las ciencias limitan la libertad de movimiento del intelectual público, que tiene grandes dificultades para encontrar el equilibrio entre sus fuentes de recursos, y estar así relativamente libre de presiones externas.

Un intelectual público no es el equivalente de un experto en un solo tema, sino que puede hablar de asuntos que trascienden fronteras disciplinarias y que tocan problemas esenciales de la vida social de un país o, en algunos casos, de la comunidad internacional, apuntó Von Feigenblatt. Pero el conocimiento no es suficiente, sino que necesita ser comunicado y difundido para el que el público general se eduque. Para solventar esta dificultad, Von Feigenblatt propuso establecer incentivos para que los académicos jóvenes compartan los resultados de sus investigaciones con un lenguaje inteligible para el público. Y abogó por el uso de las redes sociales y los medios audiovisuales como instrumentos que permiten al intelectual mantener un dialogo con el público sin las posibles distorsiones de foros más tradicionales.

Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Ritsumeikan del Asia Pacífico (Beppu, Japón), máster en Estudios de Desarrollo Internacional por la Universidad Chulalongkorn (Bangkok, Tailandia) y doctor en Filosofía en Análisis y Resolución de Conflictos con Énfasis en Paz y Conflictos Internacionales (sociología) por la Nova Southeastern University (Florida, EE. UU.), Von Feingenblatt es profesor contratado de postgrado en la Universidad Autónoma del Caribe Global School of Management (Florida, EE.UU.); director de Desarrollo Institucional del Center for Education, Training and Holistic Approaches (Florida, EE.UU.), y supervisor de disertaciones doctorales en la Grand Canyon University (Arizona, EE.UU.). También preside la empresa Drs. von Feigenblatt & Associates de consultoría, mediación, arbitraje, formación profesional, asesoramiento y tutoría.

Autor de cinco libros y de más de ochenta artículos en revistas académicas, es profesor colaborador honorífico del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Miguel Hernández, e investigador honorífico del Departamento de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense; además de editor jefe de varias revistas científicas, y miembro de diversas sociedades científicas de Italia, Reino Unido y Japón. Esta en posesión de numerosas condecoraciones y distinciones de diversos países, entre ellos España.