La formación que tenga como fin el empleo tendrá que adaptarse a la necesidad productiva, según Manuel López Cachero

El académico de la RADE, ex rector de universidad y ex decano de ciencias económicas, propone remodelar la enseñanza superior y prestigiar la formación profesional

La formación que tenga como fin el empleo tendrá que adaptarse a la necesidad productiva, según Manuel López Cachero

MADRID (15-02-16).- “Manteniendo los niveles previos de manera razonable, respetando la libertad de las personas y potenciando la acción del sector público, y porqué no del privado, tenemos que cambiar el modelo de la enseñanza superior tradicional, prestigiando no menos la formación profesional”, afirmó Manuel López Cachero, miembro de número de la Real Academia de Doctores de España (RADE), durante su conferencia “La formación de capital humano: educación y competitividad”.

Catedrático jubilado de universidad, exrector de la Universidad Alfonso X el Sabio, exdecano de las facultades de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense y de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE, y exdirector del Real Colegio Universitario María Cristina, el ponente se mostró de acuerdo en que es indispensable cambiar el sistema productivo en España, y sustituir los métodos tradicionales por una economía con altos grados de I+D+i, con una excelente formación tecnológica, etc., etc. “Pero eso no se consigue de la noche a la mañana, ni por un decreto ni por una ley. Se consigue con tiempo, porque la formación requiere tiempo, y que se madure; no se puede improvisar”, añadió.

Sin solución a corto plazo

Señaló que no se puede hablar de competitividad “si no nos planteamos claramente el problema de la obtención de un capital humano que sea tremendamente eficiente y susceptible de reconversión”. Explicó que los retos de la deslocalización y la movilidad requieren que se diversifique la oferta de bienes, productos y servicios y exigen una eficiencia creciente de las unidades de producción relacionada con el desarrollo de la tecnología. Todo eso sitúa la competitividad en un lugar destacadísimo. Sin ella, aseguró López Cachero, no se puede hacer frente a la oferta creciente y a la eficiencia. “El problema es qué hacer para conseguirla. Es un tema que exige reflexión profunda, sobre todo económica, aunque no solo económica, pensada a medio y largo plazo; porque a corto no tiene solución. Eso significa tener visión de futuro, pero desde el presente”,.

La formación que posea como fin el empleo tendrá que adaptarse a la necesidad productiva, según el conferenciante, para quien “hoy la educación es un objetivo pragmático, guste o no. El desplazamiento de la mano de obra provocado por la revolución tecnológica lo pone de manifiesto: personas con titulaciones nominalmente convincentes se encuentran condenadas al fenómeno espantoso del paro”.“Si no tenemos en cuenta que el proceso de formación tiene objetivos pragmáticos clarísimos, nos estaremos equivocando; por eso, pensar que las reformas de los sistemas educativos pueden resolver nuestros problemas a corto plazo, es un error. Insisto en que cada día que se pierde en esa tarea, nuestros hijos pierden siete días de sus vidas”, aseveró.

López Cachero recurrió al último informe de la OCDE sobre educación, para destacar que la mayor desigualdad formativa de la población adulta (de 25 a 64 años) entre España, los países de la OCDE y los de la Unión Europea (UE),se da en la segunda etapa de la educación secundaria, que incluye bachillerato, ciclos formativos de grado medio, programas de cualificación profesional inicial y otras enseñanzas artísticas y de escuelas oficiales de idiomas. Mientras que un 22 por ciento de la población adulta española posee estudios de ese nivel, en la OCDE llegan a un 44 y en la UE a un 48 por ciento.

Desequilibrio formativo igual a desempleo

En ese mismo nivel de enseñanza, el porcentaje de población española con título de formación profesional es de un 8 por ciento, frente a casi un 34 por ciento en los países de la OCDE. “Eso quiere decir que, en lo que a formación profesional concierne, España está tremendamente atrasada respecto a los países de la OCDE”, subrayó, antes de concluir que el 50 por ciento de los jóvenes españoles está desempleado por carecer de aptitudes y de posibilidades de trabajar, desde un punto de vista técnico.

Tras discrepar abiertamente de que las jóvenes generaciones actuales sean las mejor formadas de la historia de España, para sentenciar que son, a lo sumo, las más tituladas, el ponente volvió a los datos de la OCDE para resaltar que un 7 por ciento de españoles entre 20 y 24 años están desempleados, una cifra que supera la de la OCDE (5 por ciento) y es más del doble que la de la UE (3 por ciento). “Este es el indicador gravísimo de la situación, que no tiene solución a corto plazo”, puntualizó.

Para atajar esta situación, López Cachero considera necesario que se establezca una jerarquía en la aplicación de los recursos y se acabe con los prejuicios del entorno socioeconómico, que no es otra cosa que el desprecio con que en este país se ha tratado a quienes han ido a la formación profesional porque no servían para otra cosa. Pero, además, cree imprescindible abordar la formación, en todos sus niveles, pensando en su utilidad social y respetando los legítimos intereses individuales. “Un país con recursos escasos y necesidades apremiantes tiene que plantearse el tema políticamente incorrecto de jerarquizar en función de las necesidades sociales. ¿Quiere esto decir que hay que poner cupos? No. Hay que financiar todo lo que se pueda y a todo el mundo que lo necesite; y si para eso hay que hacer reformas fiscales, háganse”.

“Manteniendo los niveles previos de manera razonable, respetando la libertad de las personas y potenciando la acción del sector público, y porqué no del privado, tenemos que cambiar el modelo de la enseñanza superior tradicional, prestigiando no menos la formación profesional”, concluyó.