La doctora Castilla de Cortázar, en la conmemoración de Santo Tomás de la Facultad de Teología San Esteban

La académica de la RADE impartió la conferencia “El amor, la misericordia y la imagen de Dios. De Santo Tomás de Aquino a San Juan Pablo II”

La doctora Castilla de Cortázar, en la conmemoración de Santo Tomás de la Facultad de Teología San Esteban

Con la conferencia “El amor, la misericordia y la imagen de Dios. De Santo Tomás de Aquino a San Juan Pablo II”, de la doctora Blanca Castilla de Cortázar, miembro de número de la sección de Teología de la Real Academia de Doctores de España (RADE), la Facultad de Teología San Estaban de Salamanca, de la orden dominicana, celebró la fiesta de Santo Tomás de Aquino.

La doctora Castilla de Cortázar comenzó su conferencia (ver texto íntegro al pie de esta noticia), que tuvo lugar en el aula magna de la facultad, situando el amor de misericordia en el marco de la misericordia de Dios, tomando a Dios (Trinidad) como modelo, y disertando sobre el significado que tiene la afirmación bíblica de que el hombre es imagen de Dios. La plenitud de esta imagen, señaló, no está en uno (en Adán), sino en los dos; la imagen de Dios está en una persona cuando ama. La “comunión” es la clave de la singular semejanza del hombre con Dios.

La conferenciante centró su atención después en el tema de la misericordia, que es otro aspecto del amor, y consiste en sentir la desdicha de otro. En su intimidad Dios es amor, pero no misericordia, porque en Dios no hay desdicha. El amor se basta a sí mismo, pero nada es bastante para el amor. Siguiendo el pensamiento del Aquinate, afirmó que el amor de la creación ya es misericordia, porque la mayor indigencia es el no existir.

Recordó la afirmación del predicador del Papa, Raniero Cantalamessa, quien sostiene que la misericordia es anterior al pecado. Dios ha creado al hombre por misericordia. El pecado fue redimido por la misericordia. Recordó la argumentación de Santo Tomás en la Suma, cuando se pregunta por la ventajas de que Dios nos haya redimido de forma tan costosa. Ciertamente, no era necesario llegar hasta ahí, pero si Dios dio ese paso fue por había más ventajas, pues si Cristo no hubiera muerto en la cruz no conoceríamos hasta qué punto Dios nos ama. La pasión de Cristo tiene la ventaja también de aumentar más nuestra dignidad humana.

Concluyó la ponente diciendo que el amor misericordioso de Dios nos permite tener una visión optimista, a pesar de que vemos nuestro mundo tan lleno de males.